Bondage.
Bent forward strappado
Bondage
es una denominación aplicada a los encordamientos eróticos ejecutados sobre una
persona vestida o desnuda.
Los
atamientos pueden hacerse sobre una parte o sobre la totalidad del cuerpo,
utilizando generalmente cuerdas, aunque también se puede ver en muchas
ocasiones el uso de cinta, telas, cadenas, esposas, y cualquier otra cosa que
pueda servir para inmovilizar a una persona. Con cierta frecuencia, a la
persona se le aplica una mordaza o los ojos vendados.
El
bondage puede usarse como práctica estético-erótica, como parte de una relación
BDSM, como una variante erótica más o como elemento en ceremonias de dominación
o de sadomasoquismo.
Bondage y erotismo
A
pesar de que este tipo de prácticas sólo recientemente se han empezado a
recoger en obras de divulgación sobre sexualidad, el deseo sexual ligado a la
inmovilización está muy extendido y se conoce desde antiguo, como lo muestran
numerosas imágenes de intención aparentemente no erótica.
¿Por
qué a algunas personas les atrae el juego de ser atadas? La razón que con más
frecuencia se invoca es la liberación de inhibiciones y responsabilidades, en
la medida en que confían las llaves del juego erótico a otra persona, que es
quien marca las pautas. La sensación de dejarse llevar, de despreocupado
abandono erótico, es para muchas personas altamente gratificante en el plano
sexual.
A
algunas personas les atraen también las sensaciones físicas: la presión de la
cuerda, la imposibilidad de moverse, el roce o incluso la abrasión producida
por la cuerda al desplazarse sobre la piel. Ligado a esto último está asimismo
el placer obtenido por la adrenalina que genera el peligro simbólico.
Atrae
igualmente la sensación de impotencia cuando se hacen intentos por liberarse; a
algunas personas les agrada realizar estos intentos mientras son estimuladas
sexualmente por la persona activa, aunque el bondage no implica necesariamente
contacto sexual. Es frecuente asimismo el uso del bondage en los llamados
"juegos de sumisión" o juegos en los que se representan roles amo/esclavo.
Finalmente,
el bondage puede utilizarse como complemento de otras prácticas sexuales,
incluso de tipo enteramente convencional, para estimular la libido de la
persona que recibe el bondage y/o de la persona que lo ejecuta.
En
este contexto, algunas de las razones que las personas activas suelen dar con
más frecuencia para explicar su afición al bondage, son el estímulo que genera
tener la total responsabilidad sobre el placer sexual del compañero o
compañera, el placer creativo y estético unido a la visión del cuerpo humano
encordado como una singular obra de arte, y otras razones, que son
complementarias de las que interesan a quienes asumen el rol pasivo.
En
la práctica del bondage pueden intervenir otros complementos, como: máscaras,
vendas, mordazas, plugs, columpios, etc.